El uso excesivo de aplicaciones de citas como Tinder, Bumble o Hinge está afectando negativamente la salud mental, sobre todo en jóvenes de la generación Z.
Según una encuesta de Forbes, el 79 % de estos usuarios reporta sentirse emocionalmente agotado tras utilizar intensamente estas plataformas.
Los problemas psicológicos más frecuentes incluyen ansiedad, síntomas de depresión, sensación de desconexión emocional y una constante búsqueda de aprobación externa.
Investigaciones recientes que comparan el bienestar de quienes usan estas apps frente a quienes no, muestran que los usuarios frecuentes experimentan mayores niveles de estrés, ansiedad y fatiga emocional.
Además del impacto mental, existe un fenómeno conocido como la paradoja de la elección. Al haber un número casi ilimitado de perfiles, estas aplicaciones fomentan un uso casi compulsivo del “scrolling romántico”. Esta dinámica, similar a la que ocurre en redes sociales como Instagram o TikTok, mantiene a los usuarios en una búsqueda interminable, donde la pareja perfecta parece estar siempre a un “swipe” de distancia.
Aunque el propósito de estas apps es facilitar relaciones amorosas, a menudo causan el efecto contrario: relaciones superficiales, breves y con poca profundidad emocional. Esto puede afectar la autoestima, aumentar la desconfianza y generar frustración por la falta de conexiones genuinas.
Ante esta situación, están surgiendo alternativas que promueven encuentros más auténticos y menos digitales. En Estados Unidos, por ejemplo, crecen iniciativas como Singles Only Social Club o My TruBond, que apuestan por el contacto humano real, sin la intervención de algoritmos.
Especialistas en salud mental también sugieren estrategias para un uso más consciente de estas aplicaciones, tales como:
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Establecer límites de tiempo y tomar descansos digitales.
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Tener expectativas claras sobre el tipo de relación que se busca (ya sea algo serio o una compañía casual).
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Promover encuentros y conexiones fuera del mundo virtual.
Otro reto creciente es el de la autenticidad, ya que con el uso de inteligencia artificial para crear perfiles o responder mensajes, se difumina la línea entre la persona real y una versión automatizada, lo que puede aumentar la sensación de soledad o generar vínculos poco genuinos.
En resumen, aunque las apps de citas han revolucionado la forma de relacionarse en la era digital, también evidencian riesgos importantes para la salud emocional. El reto actual no es solo encontrar pareja, sino también cuidar el bienestar mental en un entorno donde lo virtual puede eclipsar lo humano.