Cinco minutos con Pilar... “Cuando crees que ya todo lo has vivido, la Vida misma te sorprende”

Año 1997. Mi familia llega a esta Tierra de oportunidades. Una amiga Ma. Teresa Lagarde, me llamó justo antes de cerrar la puerta de mi casa en la Ciudad de México: “Pilar te deseo suerte, te conozco, y sé que hasta del desierto, sacarás agua”….esas palabras me dieron valor.
Nos instalamos en uno de los departamentos amueblados, que nos rentó el Ing. Gustavo Galaz, ubicados en ese entonces, entre el Boulevard Harold R. Pape, y Av. Cuauhtémoc. Mientras mi esposo realizaba su jornada Laboral en lo que se conocía como Ingeniería y Maquinaria de Guadalupe, ya que fue invitado por el mismo Ing. Galaz, a Diseñar las oficinas. (Que por cierto aún conservan ese estilo propio de una Industria, en un clima semidesértico, se aprovecha al máximo la luz de del día, y sus ventanales, te hacen ser parte del paisaje).Mi primer día en Monclova y en pleno Verano, pensé:Para vivir en Monclova, hay que estudiarla. Arreglé a mis hijas, pregunté como ir al centro, me informaron que tomara una combi en Av. Cuauhtémoc, y así lo hicimos.Me sorprendió que la Combi no llevara puertas, bastaban dos bancas laterales para ir cómodamente sentadas, y con brisa ardiente del verano. Bajamos justo a una cuadra de Santiago Apóstol, pregunté por alguna librería, porque en el centro, o zócalos de las Ciudades que conozco, en su mayoría tienen una librería, que comúnmente, es la más conocida, o de referencia. No me equivoqué. Así llegamos a la famosa “Librería Patria”. Recuerdo a la Srita. Leonor González, elegante, con anteojos a su estilo. Le pedí alguna literatura acerca de la Historia del Estado de Coahuila y por supuesto, de La Ciudad de Monclova. Así fue como me recomendó el Libro de La Sociedad Monclovense de Historia y el de: “Yo siempre estoy esperando que los muertos se levanten, de Gerardo Segura”.
El Libro de la Sociedad Monclovense de Historia, me enseñó la importancia de un gran Estado, cuya formación montañosa era de cerros azules con copete. Tierra de Dinosaurios, de Mamuts, de pobladores aguerridos, defendían su tierra a costa de todo. Se me quedaron grabadas las aventuras de Alvar Núñez Cabeza de Vaca y su famosa sopa de Piedras, de como La Nueva España ya estaba dominada por españoles, menos Coahuila, por la bravura de sus defensores, los “Borrados y Tobosos”; de ahí la razón de Fray Juan Larios, Conquistador Espiritual de Coahuila, al traer Tlaxcaltecas, como estrategia evangelizadora. Con el libro del Profesor Gerardo Segura, reconocí el trayecto del movimiento revolucionario en México, y su estancia en Sabinas Coahuila. Eso me obligó llevar a mi familia a caminar las calles principales, y comer los famosos “Frijoles Pancho Villa”. Desde entonces, le tengo mucho respeto a estar Tierras, he aprendido de su gente, pues me han enseñado a ser Valiente.
Columna: Los ojos del águila calva sobre México
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