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El día de la Presidenta y (¿su?) nuevo Poder Judicial

Mario Maldonado
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El 1 de septiembre de 2025 será un día inolvidable para Claudia Sheinbaum. Desde temprano, la presidenta entregará su Primer Informe de Gobierno, y horas más tarde se pondrá en marcha la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y la renovación de todo el Poder Judicial. Dos actos distintos que se cruzan en un mismo calendario y que, juntos, envían una señal de mucho, demasiado, poder de la titular del Ejecutivo federal.

El Informe Presidencial se desarrollará a las 11 de la mañana, después de la entrega formal al Congreso por parte de la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez. Sheinbaum hablará de avances en programas sociales, seguridad y economía, y hará un balance de los 100 compromisos asumidos al inicio de su mandato. Sin evento masivo en el Zócalo, pues ese está reservado para el 1 de octubre, cuando se cumpla formalmente el primer año de su gestión. Con un nivel de aprobación que ronda el 70 %, Sheinbaum llega a este corte de caja con respaldo ciudadano, aunque con retos a la vista: violencia, bajo crecimiento económico y un entorno internacional muy complejo. Más aún, ha palpado la descomposición que comienza a permear en Morena y en toda la 4T.

Por el otro lado, desde las 5 de la mañana, en Pino Suárez 2, iniciarán ceremonias simbólicas para marcar la renovación del Poder Judicial. A las 19:30 horas se tomarán las protestas en el Senado y a las 22 horas se realizará la sesión solemne de instalación de la nueva SCJN. Es el desenlace de la reforma judicial que incluye un rediseño que cambia las reglas de integración, funcionamiento y administración del máximo tribunal, con los enormes riesgos democráticos y rasgos autoritarios que encarna.

Como lo expuse anteriormente, un mecanismo de sorteo de ponencias ya definió la distribución de responsabilidades: María Estela Rodríguez ocupará la ponencia de Jorge Pardo; Sara Irene Herrerías la de Javier Laynez; Giovanni Figueroa Mejía la de Juan Luis González Alcántara; Arístides Guerrero, la de Margarita Ríos Farjat; Irving Espinosa, la de Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena; y Hugo Aguilar, electo presidente de la Corte por voto popular, asumirá la ponencia de Norma Piña. Lenia Batres, Loretta Ortiz y Yasmín Esquivel se mantienen con las propias. Estos nueve ministros y ministras enfrentarán una carga de más de mil 200 asuntos pendientes, desde amparos directos hasta controversias constitucionales.

La alineación política de esta nueva Corte tiene una mezcla de personas cercanas a Andrés Manuel López Obrador, como Hugo Aguilar, Lenia Batres y María Estela Rodríguez, y perfiles que se identifican más con la operación política de Sheinbaum, como Sara Irene Herrerías, que fue parte de su equipo en la CDMX; Irving Espinosa, quien trabajó en el área jurídica local; y Giovanni Figueroa y Rodrigo Guerrero, cercanos a operadores de la actual presidenta. Con esta configuración, el tribunal queda dividido entre un bloque obradorista y un bloque afín a Sheinbaum, aunque en la práctica ambos responden al mismo proyecto político, lo que igualmente limita su margen de autonomía.

La creación de un órgano administrativo colegiado para controlar finanzas y operación de la SCJN refuerza esta visión. De los cinco integrantes (tres elegidos por el Poder Judicial, uno por el Legislativo y uno por el Ejecutivo, el único que al parecer ya está en firme es Néstor Vargas, director jurídico de la Secretaría de Gobernación, pero se barajan también nombres como el de José Alberto Gallegos Ramírez, titular de la Unidad de Asuntos Jurídicos y Financiamiento del INPI; Berenice Romero, magistrada del Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA); Lorena Josefina Pérez Romo, magistrada penal del Poder Judicial Federal; y Greysi Muñoz, asesora de Hugo Aguilar, y excoordinadora en la Sala Electoral de la CDMX.

La sobrecarga de trabajo es otra señal de alerta: más de mil expedientes sin resolver y un pleno que asumirá todos los casos tras la eliminación de salas especializadas. La mayoría de los nuevos ministros carece de experiencia en litigios de gran calado, lo que prolongará los tiempos de resolución y abrirá margen a presiones externas.

Así, el 1 de septiembre será al mismo tiempo el día de la Presidenta y el día del nuevo Poder Judicial. ¿Qué tanto intentará hacer Sheinbaum con el control del Poder Judicial? ¿Cuánto peso tendrán los radicales de la 4T y los obradoristas en las decisiones? Los asuntos pendientes más públicos y controvertidos sentarán las bases y el precedente de lo que será el nuevo “superpoder” judicial. Los empresarios, activistas, la oposición política y nuestros socios comerciales de Estados Unidos estarán muy atentos a las primeras determinaciones.

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