Estas son las vitaminas clave que tu cerebro podría estar pidiendo a gritos

La memoria es una función cerebral compleja que nos permite aprender, almacenar y recuperar información. Cuando empezamos a notar fallas más frecuentes en nuestros recuerdos, es normal preocuparse.
Aunque el estrés, la falta de sueño o el envejecimiento son causas conocidas, a menudo se subestima un factor clave: la alimentación. Un cerebro bien nutrido funciona de manera óptima, y la carencia de ciertas vitaminas puede afectar directamente la capacidad cognitiva, incluida la memoria.
A pesar de representar solo el 2% del peso corporal, el cerebro utiliza alrededor del 20% de la energía total que consumimos. Para mantener la red de neuronas y neurotransmisores funcionando correctamente, necesita un aporte constante y equilibrado de nutrientes.
Las vitaminas actúan como cofactores en numerosas reacciones bioquímicas esenciales para la salud cerebral, desde la producción de energía hasta la síntesis de mensajeros químicos que regulan el estado de ánimo y la memoria.
Una de las deficiencias más vinculadas con problemas de memoria es la de Vitamina B12. Esta vitamina hidrosoluble es crucial para la salud nerviosa, la formación de glóbulos rojos y la síntesis de ADN. La falta de B12 puede provocar fatiga, debilidad, entumecimiento, dificultad para caminar y, de manera significativa, confusión y problemas de memoria. Los adultos mayores, vegetarianos, veganos y personas con problemas de absorción intestinal son especialmente susceptibles.
Otra vitamina esencial es la Vitamina D, conocida principalmente por su papel en los huesos. En el cerebro, actúa como hormona esteroide, contribuyendo a la neuroprotección, la regulación del estado de ánimo y la función cognitiva. Niveles bajos de Vitamina D se han asociado con un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia. Su fuente principal es la exposición al sol, aunque también se encuentra en pescados grasos y alimentos fortificados.
Los ácidos grasos Omega-3, especialmente el DHA (ácido docosahexaenoico), son fundamentales para la salud cerebral, aunque no sean vitaminas. Forman parte de la materia gris, fortalecen las membranas neuronales, facilitan la comunicación entre neuronas y ayudan a reducir la inflamación. Una ingesta insuficiente de Omega-3 puede afectar la plasticidad cerebral y la capacidad de aprendizaje y memoria.
Otras vitaminas del complejo B, como la B6 (Piridoxina) y el folato (B9), también son importantes. La B6 es necesaria para producir neurotransmisores como serotonina y dopamina, que influyen en el estado de ánimo y la concentración. El folato, junto con la B12, ayuda a regular la homocisteína, cuyos niveles elevados se asocian con mayor riesgo de deterioro cognitivo.
No obstante, la pérdida de memoria no siempre se debe a la falta de vitaminas. Estrés crónico, sueño insuficiente, deshidratación, ciertos medicamentos, problemas de tiroides o enfermedades neurológicas más graves también pueden ser responsables. Por ello, si los olvidos son persistentes o preocupantes, es crucial acudir a un profesional de la salud para un diagnóstico adecuado.
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