G, como Gaza, como gueto, como genocidio
Jean MeyerHace años, muchos años, cuando Israel inició el bloqueo de la Franja de Gaza, un amigo muy querido me reclamó el título de mi artículo, G, como Gaza, G, como Gueto. Creo que hoy aceptará el título que, querida lectora, estimado lector, acabas de leer. Hoy la ciudad de Gaza, la última que quedaba de pie, vive la suerte final del gueto de Varsovia, cuando los alemanes nazis no dejaron piedra sobre piedra. En cuanto a la palabra “genocidio”, que indigna a la inmensa mayoría de los judíos de Israel y espanta y divide a los judíos ciudadanos de EU, Francia, Inglaterra, etc…, en cuanto palabra, no tiene la menor importancia si la comunidad internacional no actúa y sigue condenando verbalmente lo que hacen el ejército, el gobierno, el pueblo de Israel.
Sin embargo, que se me permita citar los nombres de los “Justos” de Israel, unos pocos valientes que, el corazón destrozado, reconocen y afirman que se trata de un genocidio. Enumero a los que conozco: el gran novelista David Grosman, quién perdió a su hijo en la guerra contra Líbano, Shmuel Lederman, mis colegas historiadores Omer Bartov, Raz Segal, Lee Mordechai, Amos Goldberg, Daniel Blatman. Exiliados en Francia, Noam Ben Zev, periodista, y Yael Perlov, profesora en la universidad de Tel Aviv y directora, suplican a la Unión Europea para que actúe para salvar a Gaza, “y por lo mismo a Israel”.
Hace veinte años, Michel Warschawski escribía: “Es un acto de responsabilidad – algunos dirían de amor – bajar de sus rieles esa sociedad israelí que se precipita hacia su propia destrucción, poner fin a su estatuto de impunidad que sólo empuja Israel en su carrera loca”. Para entender lo que parece encontrarse en su abominable fase final, ustedes tienen el número 98/99 de la revista de historia internacional del CIDE, Istor, que dedica 345 páginas a Palestina. Presenta la historia del territorio desde la más alta antigüedad hasta junio de 2025 cuando entró a la imprenta.
El 30 de abril de 2025, Josep Borrell, antiguo alto representante de la Unión Europea hasta diciembre de 2024, advirtió: “El apoyo incondicional de Europa a Israel nos puede volver cómplices de crímenes contra la humanidad”. Lamenta no haber logrado convencer a la UE de sancionar a Israel como lo hizo con Rusia. Denuncia que la meta del gobierno israelí es “crear las condiciones para llevar a cabo la mayor operación de limpieza étnica desde el final de la segunda Guerra Mundial. Afirmar que “ni un solo grano de trigo entrará a Gaza” es una violación flagrante del derecho internacional humanitario.”
Alude a la limpieza étnica que afectó a 12 millones y medio de alemanes a la hora de la derrota del Reich. Fue una tragedia espantosa. Sin embargo, esas víctimas de la historia encontraron refugio y ayuda y pudieron, con todo y sufrimientos, rehacer su vida en Alemania. Los palestinos no tienen adonde ir. Son como gitanos, expulsados de su tierra, una primera vez en 1948, a la hora de la Nakba, la “Catástrofe”; son como los rohingyas, esa minoría indo-aria que vivía en Myamar (Birmania), nación budista: como son musulmanes en su mayoría, cristianos e hindús también, fueron expulsados de su país y se amontonan ahora en el mayor campo de refugiados del mundo porque no los aceptan ni la India, ni Bangladesh, ni Pakistán. Me dirán que los Estados árabes deberán recibir a los hermanos palestinos, si pierden definitivamente su pequeña patria.
La historia demuestra tristemente que esa solidaridad no ha funcionado en el pasado; desde que empezó la tragedia final, el 7 de octubre de 2023, cuando Hamas masacró de manera criminal a unos 1,200 israelíes, permitiendo a Israel “abrir las puertas del Infierno sobre Gaza” (palabras del ministro de la defensa Israel Katz, el 5 de septiembre 2025), los Estados árabes han sido tan pasivos como la Unión Europea.
Mientras tanto, Estados Unidos, en boca de su presidente y de su Secretario de Estado, Marco Rubio, reitera su “apoyo indefectible a Israel” y da luz verde a la destrucción metódica de la ciudad de Gaza. ¿Se trata, como dice Tsahal, de acabar con 3 mil combatientes de Hamas? No. La meta es borrar la idea misma del retorno de los palestinos en la Franja, antes de anexar a Cisjordania, después de matar a 66 mil gazatíes.
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