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Los alimentos que disparan la inflamación crónica y que debes evitar

ENFERMEDADES
Redacción El Tiempo
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La inflamación es una reacción natural y esencial del sistema inmunológico para proteger el cuerpo frente a infecciones y lesiones. Sin embargo, cuando se vuelve crónica, puede ser la causa de múltiples enfermedades, incluyendo problemas cardíacos, diabetes tipo 2, trastornos autoinmunes y algunos tipos de cáncer.

Lo positivo es que gran parte de esta inflamación silenciosa está estrechamente ligada a nuestra alimentación.

Alimentos que promueven la inflamación

El azúcar refinado y los jarabes de alta fructosa son de los mayores desencadenantes de inflamación. Presentes en refrescos, dulces, bollería industrial y muchos productos procesados, su consumo excesivo provoca picos rápidos de glucosa en sangre, lo que activa una cascada inflamatoria. Además, favorecen la formación de productos finales de glicación avanzada (AGEs), compuestos que dañan las células y generan inflamación sistémica. Reducir su consumo es fundamental.

En relación con el azúcar, los alimentos ultraprocesados y las grasas trans también promueven la inflamación. Productos como patatas fritas, pizzas congeladas, comidas rápidas y bollería comercial contienen aceites hidrogenados que elevan el colesterol LDL y actúan como potentes agentes inflamatorios. Asimismo, suelen tener un exceso de ácidos grasos omega-6 en comparación con los omega-3, favoreciendo un estado inflamatorio crónico.

Los carbohidratos refinados, como el pan blanco, la pasta no integral, el arroz blanco y la bollería, también contribuyen a la inflamación, al descomponerse rápidamente en glucosa y generar los mismos picos de azúcar e insulina. Optar por versiones integrales ayuda a mitigar este efecto.

Los aceites vegetales industriales, como los de girasol, maíz, soja y cártamo, aunque se promocionen como saludables, contienen altos niveles de omega-6 y se procesan a altas temperaturas, lo que puede favorecer la inflamación. Es preferible usar aceites con mejor perfil, como aceite de oliva virgen extra, aceite de aguacate o aceite de coco, siempre con moderación.

El consumo excesivo de alcohol también es proinflamatorio, ya que daña el hígado, altera la barrera intestinal y genera estrés oxidativo. Mantener la moderación o eliminarlo por completo puede ser beneficioso.

Por último, aunque no afectan a todos, los lácteos y el gluten pueden desencadenar inflamación en personas sensibles. La intolerancia a la lactosa o la sensibilidad al gluten no celíaca pueden causar inflamación intestinal, hinchazón, dolor abdominal, fatiga y problemas cutáneos. En estos casos, una dieta de eliminación supervisada profesionalmente puede ayudar a identificar los desencadenantes.

Estrategias para reducir la inflamación

La clave para combatir la inflamación crónica está en la conciencia y la elección alimentaria. Una dieta basada en alimentos integrales, frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables es la mejor aliada. Reducir los alimentos proinflamatorios no solo protege tu salud a largo plazo, sino que también mejora la energía, digestión y calidad de vida. Tu cuerpo lo agradecerá.

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