Medina Mora llega al CCE y empresarios endurecen el tono
Mario MaldonadoEn El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) cerró el registro de candidaturas para su Presidencia y, como se anticipaba, solo se inscribió José Medina Mora como candidato de unidad. Su llegada al máximo órgano del sector privado confirma un relevo ordenado, pero también un viraje profundo en el tono y la estrategia política de la Iniciativa Privada (IP) frente al gobierno de Claudia Sheinbaum.
Fueron los integrantes del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), que agrupa a los empresarios más influyentes del país, quienes impulsaron el “golpe de timón” en el CCE. Su presidencia tripartita, encabezada por Antonio Del Valle, Daniel Servitje y Tomás Zambrano, junto con otros multimillonarios, consideró que el organismo necesitaba un perfil más técnico e institucional al frente, así como mucho más proactivo en la defensa de los intereses del sector frente a un gobierno que mantiene una agenda de reformas que han ido minando la inversión nacional y extranjera, desde sus embates en lo fiscal, legal, regulatorio y laboral.
El presidente saliente, Francisco Cervantes, había buscado posicionar a Sofía Belmar, expresidenta de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), como su sucesora. Belmar contaba con el respaldo de Altagracia Gómez y de algunos organismos de la IP, pero su candidatura no prendió entre las cúpulas del CMN ni entre el propio sector financiero. La apuesta por Medina Mora es interpretada como una decisión de autonomía y contención, un mensaje claro de que los empresarios no quieren más maltrato ni más intervenciones arbitrarias desde el poder.
La presidenta Sheinbaum ha sido cuidadosa en el trato con el sector privado. En público y en privado ha dicho que “no se meterá” en la elección del CCE, y que ese proceso pertenece exclusivamente a la iniciativa privada. El gesto fue bien recibido, pero no frena las tensiones que se anticipan. Medina Mora es un dirigente institucional y dialogante, sí, pero también uno de los empresarios que con más firmeza ha criticado las políticas de López Obrador desde Coparmex, particularmente en temas como la militarización, la cancelación de proyectos de inversión y los cambios regulatorios en energía.
Durante su presidencia en la Coparmex (2021-2024), defendió la autonomía del INE, del INAI y los demás organismos autónomos; cuestionó la reforma eléctrica por violar el TMEC, y advirtió sobre los efectos negativos de la inseguridad y la falta de Estado de derecho en la inversión. También fue uno de los primeros en señalar que las reformas laborales deben ser graduales, especialmente la reducción de la jornada laboral a 40 horas, aún pendiente, la cual podría golpear con fuerza a las micro y pequeñas empresas.
El arranque de su gestión al frente del CCE coincidirá con una etapa clave para el gobierno de Sheinbaum: la discusión de la reforma política, la implementación en forma del nuevo Poder Judicial, la renegociación del TMEC y nuevas reformas laborales. Medina Mora llega con la agenda muy cargada, empezando por la certidumbre jurídica, el respeto al Estado de derecho y el cumplimiento estricto del acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá. Es probable que el tono de la relación con el gobierno sea más ríspido y exigente, sin romper el diálogo, pero con límites bien marcados.
El nuevo presidente del CCE también deberá reencauzar el diálogo con Estados Unidos, sobre todo en el contexto de los aranceles y las controversias que siguen dirimiéndose en los paneles internacionales. Medina Mora ha sido un defensor del cumplimiento técnico del TMEC y su discurso apunta a un nacionalismo económico pragmático; es decir, buscará defender a México con argumentos, no con ideología. Y como lo describió ayer Javier Tejado en estas páginas de EL UNIVERSAL: los empresarios ya no quieren más “bullying” del poder político. Al contrario, buscan respeto, interlocución técnica y reglas claras. Con Medina Mora al frente del CCE, se endurecen el tono y el trato, y ya se verá hasta dónde se estira la liga sin que se rompa.
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