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Se perfilan Cortina y Medina Mora para presidir el CCE

Mario Maldonado
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La sucesión en el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) comienza este mes y con ella se juega el futuro de la relación del empresariado con el gobierno. El registro de aspirantes para relevar a Francisco Cervantes se abrirá el 6 de noviembre y cerrará el 11; el 14 se darán a conocer los nombres y arrancará el proceso que concluirá el 5 de diciembre. La elección formal será durante la Asamblea General Ordinaria de la segunda semana de diciembre.

Son cuatro los posibles candidatos —José Medina Mora, Juan Cortina Gallardo, Sofía Belmar y Julio Carranza—, pero todo indica que la verdadera contienda se perfila entre los dos primeros. Fuentes empresariales aseguran que tanto el expresidente de la Coparmex como el exdirigente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA) son los que mejor posicionados llegan a la sucesión, tanto por respaldo interno como por su peso político y experiencia en la interlocución con el gobierno.

El proceso se da en un momento clave, porque la relación del sector empresarial con el gobierno se ha tensionado por la creciente fiscalización del SAT, la reforma judicial y otras, como la de la Ley de Amparo, además de que en 2026 arrancará la renovación del TMEC.

Tras dos reelecciones consecutivas, Francisco Cervantes, muy cercano a Carlos Slim y figura de confianza tanto para el expresidente López Obrador como para Claudia Sheinbaum, dejará el cargo en diciembre, después de tres años en los que se mantuvo como un puente eficaz entre el sector privado y el gobierno. Su liderazgo, más político que gremial, ayudó a contener los choques entre Palacio Nacional y la iniciativa privada, y a mantener el diálogo durante la pandemia, las reformas laborales, y ahora frente a la inminente revisión del TMEC.

Cervantes deja un CCE fortalecido en su interlocución con el gobierno, pero también dividido internamente. En la elección del próximo dirigente convergen los intereses de los principales organismos que lo integran: la Concamin, la Coparmex, la ABM, el CNA y, sobre todo, el Consejo Mexicano de Negocios (CMN), que agrupa a los empresarios más poderosos del país y que actualmente es encabezado por tres copresidentes: Antonio del Valle Perochena, Daniel Servitje y Enrique Zambrano.

Aunque se ha mencionado su eventual incorporación al gobierno, el futuro inmediato de Francisco Cervantes parece apuntar en otra dirección. Más que a un cargo público, podría convertirse en el principal interlocutor de Carlos Slim con el gobierno, una especie de encargado de las relaciones institucionales del vasto imperio del multimillonario.

José Medina Mora, expresidente de Coparmex, llega con una base sólida entre las cámaras más institucionales y con el respaldo de un sector que busca recuperar la voz crítica del empresariado frente al gobierno. Ingeniero de formación y empresario en el sector tecnológico, se distingue por su discurso técnico y moderado, y por haber tendido puentes con la administración federal incluso en los momentos de mayor tensión. Sin embargo, algunos lo perciben como un perfil más político que corporativo y con menor cercanía a los grandes grupos que dominan el CCE.

Juan Cortina Gallardo, actual presidente del CNA, es visto como el candidato con mayor músculo dentro de las cúpulas. Representa al sector agroindustrial exportador y cuenta con el apoyo de Antonio del Valle y de otros integrantes del CMN, lo que lo coloca como favorito. Su perfil técnico, su experiencia negociando temas agrícolas dentro del TMEC y su capacidad de interlocución con la Secretaría de Economía le dan ventaja en el contexto actual. Sin embargo, su estilo pragmático y reservado no causa entusiasmo en todas las cámaras.

Sofía Belmar, expresidenta de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) y actual CEO de Prudential Seguros, busca convertirse en la primera mujer en encabezar el CCE. Su candidatura tiene valor simbólico y apoyo de algunos grupos cercanos a Cervantes, y no tan cercanos, como el de Altagracia Gómez. El sector asegurador atraviesa una coyuntura complicada tras la decisión de la Secretaría de Hacienda de imponer un nuevo esquema de cobro de impuestos al gremio a partir de 2025, lo que debilitó la posición política de la AMIS y, con ella, la de Belmar.

Julio Carranza, expresidente los banqueros, también busca la presidencia del CCE, aunque sin la estructura de respaldo que tienen los otros aspirantes. Su experiencia en el sistema financiero y su carácter conciliador lo convierten en una figura respetada, pero su influencia dentro del sector privado organizado es limitada, incluida la propia ABM que no está interesada en que su gremio lleve la voz cantante en el CCE.

El desafío para quien suceda a Francisco Cervantes será muy grande. En 2026 se revisará el TMEC y el llamado “cuarto de junto”, donde participan los empresarios, volverá a tener un rol clave en la estrategia de México frente a Estados Unidos y Canadá. Además, el nuevo presidente o presidenta deberá coordinar a un sector que enfrenta desafíos fiscales, regulatorios y energéticos, en un entorno de desaceleración económica.

La nueva administración del CCE tendrá que equilibrar esa cercanía con una postura más proactiva frente a los temas de competitividad, inversión y seguridad jurídica que siguen preocupando a la iniciativa privada.

La clave en esta elección es que se sabrá qué tipo de relación quiere mantener el sector privado con el gobierno de Sheinbaum: una de acompañamiento, como la de Cervantes, o una de mayor autonomía.

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